Chile. Entre la vergüenza política y la indignación de la memoria

A días de las elecciones municipales y de gobernadores regionales, se dió a conocer la acusación de violación que recibió el ex subsecretario del Interior, Manuel Monsalve. Este hecho convulsionó a la clase política y a los medios de comunicación.

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Por Juan Ortega, periodista de Radio JGM en Chile

 

La crisis política que ha dejado el escándalo de la acusación de violación que recibió el ex subsecretario del Interior, Manuel Monsalve desde la semana pasada, su posterior salida del cargo, las débiles declaraciones y reacciones del gobierno de Boric y el impacto en su popularidad, a días de las elecciones municipales y de gobernadores regionales, han convulsionado al país, a la clase política y a los medios durante estos días.

Un gran terremoto que ha trizado confianzas al interior del gobierno, que pone al poder judicial a indagar en las prácticas y abusos de las autoridades, y que escenifica la falta de manejo de crisis de la actual clase política. En un año donde la derecha y la centroizquierda han mostrado sus peores caras, donde la corrupción y la visibilización de mecanismos de desfalco del estado han sido el relato nacional de los últimos meses. 

Este último movimiento telúrico debido a un escándalo sexual, está evidenciando la falta de cimientos y de estructura de lo que entendemos hoy por oficialismo en Chile. Consumo de alcohol, abuso de poder, mal uso de la relación con las policías, para un personero que hasta este mes, actuaba como el zar anti delincuencia y anti crimen organizado, que estaba bien evaluado y que gozaba de la confianza tanto de la ministra del interior Carolina Tohá y del presidente Gabriel Boric. 

Como una mala película de los 80, al principio salen mentiras, versiones reconstruidas de una verdad que se quiere difundir por los medios de comunicación, las reacciones de las autoridades que no dejan satisfecho a nadie, y de a poco salen a flote las malas prácticas, los ocultamientos de evidencia, el encubrimiento o no del poder ejecutivo, etc.

Desazón, cuando nadie lleva las riendas de un país, lo que se siente es desazón, desesperanza y además miedo. Miedo por quien nos gobierna, temor ante un grupo que siente pertenecer a las élites y que se autoerige como la clase dominante, y que  no tiene mayor vergüenza de salir a pedir el voto a una ciudadanía enajenada en medio del peor momento de la crisis de confianza que vive Chile desde hace cinco años.

¿Cómo se sostiene el poder cuando no hay confianza ni entre las propias filas del gobierno? ¿Cómo se habita una democracia que nos obliga a votar y jugar a la urna, mientras la corrupción y el escándalo rebalsan el espejo de los medios?

Hasta hoy viernes 25, se ha sabido de amenazas a la abogada de la víctima de la violación, funcionaria de gobierno, ya cortaron cabezas en la policía de investigaciones y nos encontramos en medio de una nueva teleserie judicial, que nos va a ocupar por varios días más. Una teleserie que se suma a las ya existentes.

La política desfila por los tribunales lavando su imagen semana a semana, los partidos políticos creen limpiar las manchas de sus huellas con declaraciones y comunicados, cambiando rostros y renovando jingles radiales.

Todo en el mismo mes de los cinco años de la revuelta, en el mismo mes donde conmemoramos la marcha más grande de Chile desde el retorno a la democracia, donde recordamos a las cientos de víctimas de la violencia policial, no de la dictadura militar, sino de un ayer próximo que aún resuena en nuestras mentes.

Cada día que pasa en este 2024, prescriben los casos de apremios ilegítimos de carabineros a la población civil en la revuelta del 2019, así mismo prescribirán o se abreviaran los juicios a decenas de casos de corrupción política.  El mismo 18 de octubre pasado, otra víctima de trauma ocular se suicidó, no aguantando el abandono, la injusticia y el olvido.

La costumbre del escándalo pretende borrar la memoria, y disciplinar con elecciones una participación inexistente en la vida política del país. Postales de un país con vista al mar.

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