Esta semana se celebra una de sus semanas más importantes tras cuatro años de gobierno de Joe Biden del Partido Demócrata. Su gestión ha sido tema de debate con logros mixtos y críticas en otros aspectos.
Reporte de nuestro corresponsal en Estados Unidos, Sebastián Rubio [Descargar]
Por Sebastián Rubio
Ahora, Joe Biden se hace a un lado para que su fórmula vicepresidencial, Kamala Harris, mida fuerzas ante el republicano y expresidente Donald Trump.
Kamala tiene la posibilidad de llegar a ser presidenta, lo que marcaría un hito en la historia de los Estados Unidos, ya que sería la primera mujer en ocupar ese cargo. Desde que recibió el reconocimiento por el Partido Demócrata junto a Tim Walz, un profesor y veterano de guerra, han generado un movimiento interesante que ha movilizado masas. Han logrado recaudar dinero en tiempo récord para su campaña y han recibido apoyo de famosos que están a favor de su causa, representando a gran parte de la población con una corriente política más social.
Kamala es la primera mujer, primera afroamericana y primera asiático-americana en ocupar el puesto de vicepresidenta de los Estados Unidos. También se le conoce por ser fiscal general de California, donde trabajó en reformas de justicia penal y derechos de los consumidores. Además, abogó por leyes de control de armas, la legalización federal del cannabis, reformas en salud y tributación, entre otras.
Sin embargo, también ha enfrentado grandes críticas por sus decisiones por parte de políticos y población más conservadora, debido a sus posturas ante la pena de muerte y su manejo de la mala conducta policial. En su rol de vicepresidenta, ha trabajado en temas relacionados con la inmigración y la salud, entre otros.
En el caso del expresidente Donald Trump, tiene una carrera llena de logros y controversias. En 2017, logró impulsar la Ley de Recortes de Impuestos y Empleos, que generó menores tasas de impuestos para individuos y corporaciones. Renegoció el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) con grandes países como México y Canadá. También reformó el sistema de justicia penal, reduciendo las sentencias para ciertos delitos no violentos.
Pero su gobierno y su vida han estado envuelto en grandes controversias que lo han dejado en el ojo del huracán. Ha sido sometido a juicios políticos por abuso de poder, obstrucción del Congreso, incitación a la insurrección, soborno y presión política, entre otros. En cuanto a políticas migratorias, su administración implementó duras leyes para controlar la frontera, separando a los niños de sus padres y prohibiendo los viajes a países de mayoría musulmana.
Durante la pandemia, también fue criticado por su manejo de la crisis, que va desde minimizar la gravedad del asunto, conflictos con expertos de la salud, retrasos en pruebas y rastreo, entre otros.
Su fórmula vicepresidencial, Nikki Haley, ha desempeñado roles como embajadora de los Estados Unidos ante las Naciones Unidas y ha sido gobernadora de Carolina del Sur. El expresidente ha sido una de las personas más influyentes en la política estadounidense con sus políticas frente a inmigración, liderazgo, economía e influencia en el Partido Republicano, lo que lo convierte en un fuerte contrincante en la carrera hacia la presidencia.
¿Cómo funciona el sistema electoral y en qué se diferencia de las elecciones pasadas?
El sistema electoral estadounidense funciona en primer lugar por postulaciones públicas de candidaturas que pueden comenzar incluso años antes de las elecciones. Los candidatos hacen campaña en foros abiertos y asambleas, compiten en debates y consiguiendo entrevistas. Esto se hace para medir fuerzas y ser la mejor opción para los partidos políticos, lo que desemboca en elecciones internas, o primarias, donde los partidos a nivel estatal escogen a su mejor candidato.
Se hacen encuestas para medir el alcance de cada candidato y quien tenga más posibilidades de ganar la presidencia será escogido. Cuando esto sucede, siguen con los debates tratando de conseguir apoyo de personas influyentes y de la población en general. Estas asambleas se dan por lo general en estados donde aún hay votos indecisos y que son cruciales para ganar la presidencia.
Una particularidad es que las personas pueden votar antes de las elecciones por medio de correspondencia, ahorrándose así grandes filas. Esta modalidad, junto con el día de la votación, se le conoce como voto popular, donde los estados escogerán su candidato y partido de preferencia. Aquí es donde entra en juego el controversial Colegio Electoral, donde por medio de las votaciones populares en cada estado se escogerá al candidato de su gusto, dejando así en manos de los partidos políticos la decisión de la elección de las personas del Colegio Electoral que apoyarán la elección de su candidato. Dando un total de 538 votos electorales distribuidos para cada estado.
Esta medida se implementa para igualar las oportunidades, ya que cada estado no cuenta con la misma cantidad de población. Aquel candidato que gane el Colegio Electoral con al menos 270 votos es declarado oficialmente presidente de los Estados Unidos. Hay estados que se les conoce como “El ganador se lo lleva todo”, lo que significa que todos los votos electorales van al candidato que ganó de manera popular. También hay estados que se les conoce como “estados péndulos”, cuya preferencia política es incierta hasta que se conoce su resultado popular.
El comienzo de una nueva presidencia.
Las elecciones presidenciales de Estados Unidos se vuelven un tema de seguimiento por muchas personas, ya sea por interés político, social o económico, ya que sus resultados tienen repercusiones en la comunidad internacional. Uno de los aspectos más discutidos es el sistema electoral, que ha sido controversial y se distancia de los modelos latinoamericanos que se basan en la elección por voto popular. Además, la participación electoral en Estados Unidos es voluntaria, a diferencia de algunos países latinoamericanos donde el voto es obligatorio.
También se encuentran diferencias en el financiamiento y la seguridad y transparencia de los modelos electorales. Mientras que en Estados Unidos las campañas tienen altos costos y dependen de donaciones de personas ricas, en algunos países de Latinoamérica existen límites financieros para las campañas. En el área de la seguridad, Estados Unidos enfrenta preocupaciones relacionadas con la desinformación, la seguridad cibernética y la interferencia extranjera. En comparación, América Latina enfrenta desafíos con la seguridad y transparencia, donde existe el riesgo de fraudes y violencia política.
Estaremos al pendiente de estas elecciones y cualquier situación que surja durante los eventos, especialmente tras los acontecimientos sucedidos en el Capitolio el 6 de enero de 2021, cuando el presidente saliente Donald Trump hizo un llamado a la comunidad a movilizarse, lo que desencadenó una investigación por insurrección.
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